"Lamentable película, un disparate inentendible, bobamente imaginativo y pesado de ver y de escuchar"
Esto es parte de lo que opina el famoso crítico de cine Carlos Boyero de la absoluta ganadora de los últimos premios óscar: "Everywhere, Everything all at once" que muy buena tiene que ser para haber obtenido los mismos óscar de actuación que el clásico Un Tranvía llamado Deseo que es una película tan de actores y es más, para obtener 7 óscars tan relevantes, prácticamente todos los grandes: mejor director, mejor película, 3 de los 4 óscars en las categorías de actuación, mejor montaje y mejor guion original.
Y aunque el discurso de sus creadores al recibir el óscar a mejor guion original fue el mejor de la noche (uno de los dos responsables de la cinta agradeció el premio nombrando a los profesores de su instituto de enseñanza pública que más le marcaron) da la impresión que sigue la tónica suicida de los últimos años: regalar premios por doquier a películas que en realidad no lo merecen para así quedar bien con alguna minoría o segmento de la población desfavorecido. Este año había que quedar bien los americanos de origen asiático.
En consecuencia, tan aburridos resultan los premios óscar en la actualidad desde que hace una década se asustaran al recibir críticas de diferentes minorías y decidieran quedar bien con todo el mundo regalando premios por doquier para evitar controversias que ahora directamente ya no quedan bien con el séptimo arte y el cine (revisen las películas ganadoras y el palmarés completo de la última década y es para llorar), tras otra edición (la 95 en este año 2023) en este sentido es menester recordar un momento divertido de verdad.
Esto es cuando el cómico Sacha Baron Cohen decidió promocionar su película El Dictador justamente cuando había fallecido el padre del actual dictador de Corea del Norte que era un cinéfilo empedernido que amaba el celuloide y según su amigo El Dictador soñaba con restregarse por los óscar por primera y por el pecho de Halle Berry por segunda vez pero lo gracioso es que como todos sabemos se pregunta siempre a los invitados a la gala: ¿Qué llevas puesto?
Y por eso mismo Sacha Baron Cohen elige al presentador principal de la alfombra roja de la televisión de EEUU (conocido por hacer esta típica pregunta a los invitados (que explican felizmente el diseñador escogido)) para arrojarle las cenizas (supuestamente claro) del difunto dictador de Corea del Norte para que le pueda decir a todo el mundo que él va vestido de las cenizas de Kim Jong Il. Pueden descubrirlo o recordarlo a continuación:
Las Cenizas de Kim Jong Il
LAS CENIZAS DE KIM JONG IL
Ya hay festivales de cine que premian a nivel internacional como Venecia, Cannes, Toronto o Berlín para que los óscar miedosos a perder su hegemonía se pongan a regalar premios a diestro y siniestro cuando al mismo tiempo el país ha elegido a una celebrity como Donald Trump para que gobernara el país más importante del mundo.
Los premios óscar no son política y tienen que exigir a sus políticos no al arte a que dé ejemplo. Y es que en los últimos años no había ni presentador y la gala era soporífera.
Este año al menos han contratado a Jimmy Kimmel que hace bien su trabajo y podría ser el presentador todos los años para que al menos tengan algo de su esencia. No obstante, se nota lo que se vive en la actualidad porque Jimmy Kimmel (que desde su programa hace bromas de todo tipo) en esta ocasión hace un monólogo extremadamente correcto.
MONÓLOGO INICIAL JIMMY KIMMEL ÓSCARS AÑO 2023
¿Volverán los óscar de Hollywood a ser lo que fueron? Mucho me temo que no.
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